Los Faros de Menorca
Tanto para los amantes y entendidos como para los curiosos y desconocidos, la visita a los faros de Menorca es siempre una experiencia única. Su contemplación es siempre un momento único donde se entremezclan historias, sonidos y sabores del mar. La paz que ofrecen durante una puesta de sol perfecta o la fuerza que transmiten en días de fuerte tormenta, siempre resistiendo para proteger a los que se han extraviado de su camino, han inspirado a muchas personas a hablar sobre estos edificios de vital importancia para la vida vinculada al mar. Incluso se han escrito libros sobre cómo su contemplación puede descubrirnos las claves de la comunicación:
"Un único gran mensaje [...] explicado de forma memorable, con sentimiento y convicción, [...] con un lenguaje que conecte y que capte a la gente [...] será aquél que recordarán siempre."
Ferrán Ramón-Cortés, La isla de los 5 faros.
Faro de Cap de Cavallería
Es el segundo faro más antiguo, construido en 1857 sobre un acantilado de 90 metros de altura, al norte de Es Mercadal. El año anterior a su construcción hubo 8 naufragios en la costa norte. Actualmente su funcionamiento está automatizado a través de energía eléctrica producida por placas solares y baterías. El haz de luz llega hasta las 36 millas.
Faro de Cap d'Artrutx
Construido en 1858 en la costa sur de Ciutadella. Destaca la torre, de 36 metros de altura, con franjas horizontales alternas blancas y negras, la casa del farero y un patio cerrado por pared de piedra. En 1968 la torre se aumentó en 17 metros por encima de la base construida. Para la estabilidad se añadieron los cuatro nervios de hormigón que son visibles en la actualidad.
Faro de la Illa de l'Aire
Fue el siguiente en erigirse, en 1860, en el municipio de Sant Lluís, frente a Punta Prima. Su haz se cruza con la referencia luminaria del faro d'Artrutx y se divisa a 30 millas. Se sitúa a 52 metros sobre el nivel del mar y la torre tiene una altura de 36 metros.
Faro de Punta Nati
Fue construido en 1913, en la costa norte de Ciutadella, tras el fatídico naufragio del 'General Chanzy', en el cual perdió la vida toda la tripulación y el pasaje, excepto un único superviviente. Fue habitado hasta la segunda mitad del siglo XX.
Faro de Favaritx
Es el faro más moderno, construido en el norte de Maó en 1922, en un intento de frenar los repetidos naufragios en la zona. Para su construcción se tuvieron que transportar los materiales en velero porque el camino de acceso aún no existía. La torre, de 30 metros de altura, está construida con cemento y piedras del mar de la zona y la luminaria se divisa a más de 26 millas de la costa. El paisaje de Favàritx representa míticamente el fin del mundo y se ha definido como uno de los más sobrenaturales de Menorca.
Este cabo solitario, azotado por los temporales de tramontana, es uno de los lugares geológicamente más antiguos de la isla. Entre las pizarras se pueden encontrar fósiles de los primeros seres que habitaron el lugar: crustáceos y animalillos marinos de hace unos cuantos miles de años.
En este lugar flota una vibración especial que crece en las noches de luna, cuando las losas de pizarra adquieren un fascinante tono plateado en medio de la soledad rocosa. No hay en Menorca otro paisaje como éste, pues su vibración es elevadora y positiva para la inspiración artística.
Al final de la carretera que conduces al faro, una gran explanada recibe el agua encharcda de pasados temporales. Dice la tradición que las noches de luna llena, si andamos por estos charcos mágicos, recibiremos los efectos benefactores del satélite y el agua del mar: fuerza, energía y fertilidad.
Estos son los 5 faros más conocidos y visitados, pero el sistema de protección de la costa no sería efectivo sin estos 2:
- Radiofaro de Sant Carles: construido sobre las runias del Castillo de Sant Felip. Fue faro desde 1852 hasta 1912, luminaria portuaria hasta 1961 y desde entonces ha funcionado como radiofaro, con 12 metros de altura y cuya luz se divisa desde 19 millas.
- Sa Farola: construido en 1860 en la bocana del puerto de Ciutadella. Es el último de los faros que ha sido habitado. El foco llega hasta las 10 millas. Se sitúa a 20,35 metros sobre el nivel del mar y la torre tiene 11 metros de altura.
El Toro
El punto más alto de Menorca, en la localidad de Es Mercadal (en el centro de la Isla), es la montaña de 'Monte Toro', con 357.96 m. de altura. Se considera uno de los mejores miradores de Menorca, desde allí se puede divisar todo el contorno de la Isla, especialmente la zona norte e incluso en días claros se aprecia el suroeste de la Isla vecina de Mallorca.
En la cima, además de las vistas mencionadas, encontramos el Santuario de la Virgen del Toro, construido en el s. XVII sobre una iglesia gótica, en el altar mayor se encuentra la estatua de 'La Virgen de la Mare de Déu del Toro', patrona de Menorca. El segundo domingo de mayo, Festividad de la Mare de Déu del Toro, el Obispo de Menorca celebra una solemne misa y 'bendice los vientos'.
Hoy en día el Santuario está en manos de la orden religiosa franciscana de la Misericordia y está habitado por monjas de clausura y es el centro espiritual y lugar de peregrinación.
El nombre de la montaña proviene del árabe, 'Al Thor', que significa punto más elevado, cima o montaña, a pesar de existir una leyenda, dónde la figura del toro ocupa un papel importante. Según narra la historia, un furioso toro se encargaba de proteger la cima de la montaña, a la que, atraidos por una columna de luz, decidieron ascender un grupo de monjes. El toro al ver los crucifijos que llevaban los monjes, se amansó y los guió monte arriba, abriendo camino y venciendo obstáculos, el lugar se conoce como el 'Pas des Bou'.
En la cima también encontramos un Cristo, una pequeña versión del Cristo Redentor, una tienda de souvenirs y la 'Posada', hoy en día cafetería-restaurante, con una gran terraza que ofrece unas vistas magníficas.
Tanto la subida como la entrada al Santuario son gratuitas.
Domingos y festivos a las 11 de la mañana se celebran misas.
La Albufera d'Es Grau
La Albufera d'es Grau fue declarada Parque Natural en 1995 y es el núcleo principal de la Reserva de la Biosfera de Menorca. La Albufera forma un biotopo muy especial. Recibe agua de la lluvia, de los torrentes de las colinas de la zona y del mar formando un gran lago que cubre unas 70 hectáreas. Su valor ecológico es muy alto con una gran variedad de flora y fauna autóctona. Está habitada por una gran cantidad de especies endémicas como tortugas, lagartijas, águila pescadora y aves migratorias como el flamenco, la garza, etc. que encuentran aquí su lugar de paso entre Europa y África por lo que fue declarada Área Natural de Especial Interés.
El pequeño pueblo marinero de Es Grau fue fundado por mahoneses a principios de siglo como segunda residencia. En verano y sobre todo los fines de semana, la playa está llena de embarcaciones. La playa es ideal para ir con niños ya que sus aguas no son muy profundas. En el pueblo hay varios bares y pequeños restaurantes.
Siguiendo hasta el final de la playa, se observa un camino desde el cual se llega a los acantilados desde donde se puede observar en la distancia el faro de Favaritx y sobre todo la Illa de'n Colom, la mayor de las que rodean Menorca. Esta isla, habitada sólo por una subespecie endémica de lagartija, tiene dos playas. La más alejada, S'Arenal des moro, es de gran belleza. En el siglo XVIII los ingleses utilizaron esta isla como estación de cuarentena y fue utilizada también por los españoles hasta que se construyó el lazareto en la Illa del Llazaret en el puerto de Maó.
Existe un servicio de traslado desde el muelle de Es Grau para visitar las playas que además hacen recorridos por otras zonas del parque.
Barranco d'Algendar
Entre los barrancos notables por su grandiosidad destaca el de Algendar. Nace en las torrenteras de Santa Àgueda y s'Enclusa, y mientras avanza hacia el sur van uniéndose a él barrancos más pequeños y canales, hasta formar todo un complejo recorrido de 10 kilómetros que desemboca en Cala Galdana. Sus paredes rocosas de más de 80 metros de altura, las cuevas que se abren en sus rincones y fuentes que manan todo el año de sus entrañas lo han hecho un lugar tradicionalmente fértil. Se calcula que en su interior llegaron a vivir más de 20 familias, y probablemente hubo una Almudaina musulmana.
Leyenda del Barranco d'Algendar
Las llamadas 'Cases del Bisbe' nos daban la entrada a la parte central del barranco que, con el paso del tiempo se han llenado de ecos e historias. Es considerado como paraje extraño, peligroso, guardador de hechos extraordinarios al igual que el secreto rincón de 'Es pas de'n Revull'. Dicen que Revull fue un moro bandido de gran y ensortijada cabellera (de ahí su nombre) que después de robar frutas y gallinas de los payeses se internaba por las frondosidades cercanas al pequeño torrente.
Una y otra vez intentaron seguir sus huellas, pero en las entrañas de ese laberinto de sombras apenas hay posibilidad de seguir un rastro. Tan perfecto fue el escondite del Revull que jamás lograron encontrarlo.
Uno de los lugares más mágicos del barranco es la Cova Murada, una gruta que estuvo mucho tiempo cerrada por un muro de piedra. En su interior aparecieron vestigios prehistóricos. Pero sin duda, el hecho más sugestivo que habita esta cueva es la leyenda de la Dama.
Dice la leyenda que un cabrero solía llegar hasta aquí con su rebaño, sentándose durante horas en una roca que hay más abajo de la cueva. Un día, vio con sorpresa a una princesa que llevaba en sus manos un peine de oro. Como la dama no dirigió la palabra al cabrero, éste prefirió ignorarla. Una vez más vería el pastor a la dama esperando que él le dirigiera la palabra. Finalmente, a la tercera, la misteriosa mujer no pudo reprimirse y le preguntoó al cabrero: '¿Qué prefieres más, la dama o el peine de oro?'. El pastor se apresuró a contestar: 'El peine de oro'. Furiosa, la dama le arrojo el peine sentenciando: 'Serás pobre toda tu vida'. Todos estos escenarios de leyenda concluyen bruscamente. El viaje a través de los siglos que supone recorrer los caminos enzarzados de Algendar se truncan al llegar a su desembocadura: Cala Galdana. Playa donde tuvieron lugar muchos desembarcos de piratas.
Antes de la dominación islámica, toda esta región formaba parte de la extensa posesión de Santa Ana. Al llegar los Moros, suprimieron el 'Santa' y bautizaron al río que viene de Algendar: Guad-al Ana. Es decir, el río de Ana. En estos lugares todavía se percibe el embrujo de los barrancos con sus historias de cuevas y gigantes, su naturaleza oculta en umbrosidad y un paisaje que todavía posee rincones por donde parece no haber pasado el tiempo.
Cova d'Es Coloms
Sa Cova des Coloms es una enorme gruta natural abierta en el acantilado oriental d'Es Barranc de Binigaus. Su techo se eleva hasta los 24 metros de altura, con 110 metros de longitud y 15 de anchura, como una enorme catedral natural. La verdad es que sus dimensiones hacen que la figura humana resulte insignificante en su interior.
Las palomas torcaces que dieron nombre a esta catedral de las profundidades han desaparecido prácticamente perseguidas por los cazadores. Precisamente, desde siempre los menorquines la han utilizado para capturar a estos curiosos pájaros. También destacan las importantes poblaciones de murciélagos, que junto con los musgos y líquenes que cubren las paredes, ofrecen este aspecto tan misterioso de la gruta.
En este lugar apareció un objeto votivo de la época prehistórica. Un cuerno de toro, símbolo totémico que nos recuerda el culto a la fertilidad representado en la antigüedad por la vaca. Incluso el toro como animal acompañante de almas al otro mundo de las entrañas subterráneas.
No resulta extraño que los primeros pobladores de Menorca escogieran esta impresionante cavidad natural como lugar sagrado. Los prehistóricos adoraban las energías tectónicas, las fuerzas subterráneas de la tierra, cuyo máximo exponente eran las cuevas. La caverna representaba una doble simbología, la fecundidad del útero materno y la gruta como metáfora del viaje al más allá. Es decir, la mitología de aquella cultura no podía concebir la vida sin la muerte, ni la muerte sin la vida.
La tradición dice que el destino se ata o desata misteriosamente al entrar en Sa Cova d'Es Coloms. Si dos personas penetran a la vez en esta cueva, pronto se separarán una de otra. Por el contrario, si el azar reúne en ella a dos personas desconocidas, nunca se separarán.
De Sa Cova d'es Coloms puede creerse casi todo. Quejusto en el solsticio de primavera el sol penetre con sus rayos hasta lo más profundo de la gruta. Que haya sido la mítica cueva de la ninfa Calipso, desde la cual Ulises suspiraba por su lejana Ítaca. Que fuera morada de gigantes... la imaginación y la espectacularidad de este lugar aceptan cualquier hipótesis.
Montaña de Santa Àgueda
Por su posición resulta un inmejorable punto de vigilancia. Es por eso que los romanos la usaron como establecimiento militar. Más adelante, el reducto sería utilizado por los árabes, que la bautizaron como SEN AGAIZ, y donde construyeron un impresionante palacio de defefnsa del que sólo quedan las ruinas. Allí veraneaban los jefes moros junto a una corte de músicos, pensadores, poetas y artistas del mundo musulmán. Cuando llegaron los cristianos, al mando de Alfonso III, esta paradisíaca morada se convirtió en el último reducto de la resistencia musulmana en Menorca, que sin embargo se rindió sin grandes batallas. A manos de los critianos, los jardines, las bellas torres y los pasillos del castillo serían abandonados al paso del tiempo.
Leyenda de la Montaña de Santa Águeda
La contemplación del impresionante paisaje que se despliega ante nuestrs pies, nos lleva al terreno de lo mágico. Escondido entre las ruinas dice la leyenda que se halla un tesoro en forma de 'Valle d'or', un becerro dorado rescatado de la memoria bíblica o incluso de Merlín, puesto que la tradición dice que lleva clavada una espada de poderes sobrenaturales. Un tesoro depositado por los moros antes de abandonar el lugar. Montaña embrujada, rodeada de cuentos de hadas, fuentes milagrosas o agujeros sin fondo, como 'Es Pou de s'Encantament'. Yace la diosa montaña protegiendo el norte de la Isla.
Utilizada como lugar de peregrinación religiosa, muchas mujeres ascendían a la montaña para invocar a Santa Águeda, sanadora de las enfermedades del pecho y en cuyo regazo guardaba una lámpara de plata. La leyenda nos cuenta que esta 'llàntia' servía de proteccion a marineros y pescadores, quienes se orientaban con la silueta de la montaña en medio del mar y a quién pedían protección para conjurar los peligros de la tramontana.
Sa Nitja
Este es uno de los lugares más abrigados y seguros de la costa de tramontana. El puertecito de Sa Nitja es largo y estrecho y frente a él se encuentra una pequeña isla que sirve de protección.
Sa Nitja está poseída por la grandeza del escenario natural y la desolación del entorno, sólo habilitado por las cabras y una ligera alfobra de hierba verda. Sin embargo, allí duerme una ciudad desaparecida ,una villa hundida en la tierra y el mar cuyo nombre fue famoso en todo el Mediterráneo.
El gran cronista romano, Plinio el Viejo, cuando describe las ciudades de Menorca, hace referencia a tres: Jammo (Ciutadella), Magona (Maó) y Sannicera. Incluso Pedro Martel, cuando describe la isla de Jaime I durante la preparación de la conquista por la Corona de Aragón, cita el 'Port de Sereyna'. El mismo que aparece anotado en el Atlas catalán de 1375 como 'Senija'. A lo largo de la historia, este lugar ha tenido diversos nombres, dependiendo de los conquistadores que lo han utilizado como ciudad y lugar de embarque: Samnicera, Janissari, Sanisera, Senija, Sanitja...
Los hallazgos arqueológicos revelan que este asentamiento fue fundado seguramente por los fenicios o cartagineses, que lo convertirán en un importante núcleo urbano y marinero, con edificaciones defensivas, templos y necrópolis. La prosperidad de Sa Nitja se acrecentó con la civilización romana, que mantuvo muy bien comunicado el puerto con Alaior. Los restos encontrados indican que el enclave romano se desarrolló desde la época republicana hasta el siglo VI d.C., siendo abandonado por las posteriores invasiones y piraterías.
No muy lejos de allí, en las alturas de Es Pujol de Cavallería, se encuentra, derruida por un rayo, una taula, como testimonio de que los pobladores prehistóricos también consideraron ese lugar como un templo sagrado. Esta es la construcción megalítica más norteña de la isla y la única taula que se conoce orientada al norte. En su recinto apareció una estatuilla reproduciendo a un Marte guerrero. También encontramos los restos de un muro con forma semi-circular, que pudo ser, según los arqueólogos, un faro dispuesto allí para indicar la situación de los embarcaderos, antecesor del moderno faro que podemos encontrar hoy día.
Actualmente, el visitante puede disfrutar descubriendo los restos de la necrópolis y de diversas casas, testimonios de un pasado de esplendor, así como de la austera belleza del lugar, el primero en la historia geológica de la isla en emerger del mar.
De hecho, toda Sa Nitja es un paraíso arqueológico por descubrir, tanto los vestigios que pueden observarse actualmente, como los restos que se encuentran en el fondo del mar. El misterio de esta ciudad medio sumergida ha propiciado la creación de mitos y leyendas en torno a este lugar.
Madó Alzina, antigua payesa de Santa Teresa, contó la tradición al investigador Francesc Camps, según la cual la virgen del Carmen existente en el oratorio de esta finca procedía de la antigua ciudad sumergida, Ses Vilotes.
Otra leyenda nos habla de un obispo, que por razones desconocidas fue condenado a muerte. Lo ataron a una cadena y lo arrastraron hasta el fondo del puerto, llamado por ello 'Es Canal de Sa Cadena'. Los antiguos del lugar, afirmaban que un día, labrando las tierras, apareció la cadena que dio muerte al obispo. Nadie sabe hoy donde se encuentra.
La isla de Lazareto
Dentro del puerto de Maó y situada justo delante del bello puerto de Cales Fonts, la vista nocturna de la isla de Lazareto evoca tiempos pasados, como si de una fortaleza medieval se tratara. Pero la historia real de esta isla y su función nada tienen que ver con leyendas y fábulas. Lo que en realidad parece la muralla de un palacio o castillo no es más que un muro de siete metros que, durante el s. XIX, aisló a cientos de navegantes con enfermedades y epidemias como la pesta que eran comunes a esas épocas. En un tiempo en que las rutas marítimas eran el principal medio de transporte y comunicación, surgió la necesidad de adecuar un lugar que, alejado del resto de la población, permitiera ejercer un control sanitario de los buques que llegaban a la isla.
En el interior de los muros, el recinto está dividido en tres zonas; la primera, históricamente, estaba reservada para los tripulantes de los barcos con epidemia a bordo. La segunda albergaba a los navegantes que tenían enfermedades no infecciosas y existía una tercera donde iban a parar los barcos que llegaban a puerto con algún enfermo entre sus tripulantes. A principios del s. XX, el Lazareto de Maó se cierra definitivamente como institución sanitaria de aislamiento de personas y mercancías destinándose en la actualidad como residencia de verano y punto de encuentro de reuniones científicas, encuentros, congresos y simposios, entre los que destaca la Escuela de Verano de Salud Pública, que este año celebra su XVIII edición. En su visita podemos apreciar las salas y los instrumentos médicos que se utilizaban en el pasado en un pequeño museo de medicina. Además de su gran atractivo arquitectónico, tendremos la oportunidad de disfrutar de unas vistas privilegiadas al puerto de Maó. Para llegar hasta la isla donde está el Lazareto de Maó, debemos tomar una embarcación que sale periódicamente de Cales Fonts.
Las fortalezas de Menorca
Aquellos que hayan accedido a Menorca a través del puerto de Maó se habrán percatado de que 2 fortificaciones militares custodian la entrada:
En la orilla sur, los restos del antiguo Castillo de San Felipe, empezaron a construirse a mediados del s. XVI, bajo dominación española, pero fue ampliado en sucesivas ocasiones bajo el dominio británico, dándole su aspecto estrellado final, que desde el cielo aún puede observarse. Durante uno de los periodos de dominación española, el rey Carlos III ordenó su demolición, para evitar que ejércitos invasores pudieran aprovecharse de su ventaja estratégica en caso de conquista.
En la orilla norte, se halla estrategicamente situada la Fortaleza de la Mola. Denominada también Isabel II, en honor a la reina que la mandó construir a mediados del siglo XIX durante la dominación española de la isla, tuvo como función principal la de proteger la entrada del puerto de posibles invasiones enemigas. Bajo los acantilados de esta impresionante fortaleza han tenido lugar numerosos episodios de batallas, en las que los poderosos navíos se enfrentaban a los ejércitos enemigos. A finales del reinado de Alfonso XIII, España solicitó 18 cañones de 381 mm de la fundición inglesa Vickers. Diseñados como cañones navales y a falta de buques adecuados para llevar piezas de tan grueso calibre, finalmente se instalaron en los acantilados de la Fortaleza de La Mola. Con su tubo de 17,60 metros de largo y 88 toneladas de peso, pueden girar 270º. La potencia de estos cañones les permitía alcanzar su objetivo a unos 35 km de distancia y eran capaces de perforar un acorazado con un blindaje de 36 cm. de acero a una distancia de 23 km. Por suerte, Menorca nunca fue atacada y sólo se dispararon los cañones en maniobras de prácticas, la última en 1991.
Las visitas a ambas fortificaciones son altamente recomendables, sobre todo las sesiones nocturnas, que en el Castillo de San Felipe proponen un regreso al pasado recorriendo las galerías subterráneas con iluminación a base de antorchas y actores uniformados de la época. Además, podrán presenciar el disparo de un cañón del s. XVIII y un antiguo mosquete.
Además de estas 2 fortificaciones, vale la pena destacar las siguientes:
- Fort Malborough: construido por los ingleses entre 1710 y 1726, para defender el flanco sur del Puerto de Maó. Su nombre homenajea al general Sir John Churchill, duque de Malborough. Está excavado bajo el nivel del terreno, por lo que se presenta muy disimulado en el paisaje. Sus históricas paredes nos permiten conocer múltiples detalles de la vida en los ámbitos civil y militar en la época en la que el fuerte se mantuvo activo.
- Museo Militar de Menorca: Ubicado en el Cuartel Calacorp en Es Castell, levantado en 1771 por los ingleses y que actualmente expone, en 11 de sus salas, los momentos más destacados de la historia militar de Menorca. También podrán ver antiguos cañones del s. XVI al XX así como una sala dedicada a la dirección de tiro Vickers de los cañones 381 mm. de La Mola.
La isla del Rey
Hacia la mitad del Puerto de Maó, aproximadamente a mitad de camino de la boca del Puerto y de la Colársega, se encuentra la Isla del Rey, llamada así ya que en el año 1287 fue la primera tierra que el rey Alfonso III pisó durante su campaña para conquistar Menorca desde los musulmanes. Antes la Isla recibía el nombre de la 'Isla de los Conejos'.
La isla tiene una extensió aproximada de 41.177 m2 y tiene forma triangular, está dotada de dos embarcaderos, uno en el norte y otro en el sur, siendo éste último más utilizado por su proximidad a la Cala Fontanillas, en Es Castell. La isla está ocupada por el antiguo hospital militar situado en la zona este, un recinto cerrado que rodea y protege los restos de la Basílica (s. VI).
Durante el s. XVIII, poco después de poseer su trono, el primer Gobernador Británico expropió la Isla de sus dueños con la intención de construir un hospital para los marineros. Bajo la orden de John Jennings, de la Flota Mediterránea Inglesa, en 1711 fue construido un espacioso hospital y según varios archivos, permaneció como una institución activa los 60 años siguientes hasta que fuera sustituido durante la 2ª ocupación inglesa por un edificio más nuevo, similar al Hospital de Chelsea en Londres.
El 30 de Octubre de 1771, durante la época del Gobernador Moystins, se colocó la 1ª piedra. Este acto fue conmemorado con una placa de bronce, la cual fue encontrada accidentalmente en 1906 durante tareas de restauración, aun hoy en día la podemos ver en la isla. Durante este periodo el hospital tuvo 40 salas para enfermos y necesitados, diferenciando habitaciones para el personal médico, una farmacia, una lavandería, las cocinas y baños y 3 fuentes de agua natural.
La Isla ha sido bastante utilizada, por los Británicos (como base hospitalaria), por los Americanos (como base militar, centro naval y habitaciones de costura), por los Franceses en dos ocasiones (como base de carbón natural y como hospital durante las guerras Africanas). Después de diferentes usos, la Isla a partir de 1843 recuperó su antiguo papel como hospital militar, como base española, la cual se mantuvo casi un siglo hasta su fin y transmisión en 1964, cerrando sus puertas y fue cuando desgraciadamente hubo varios robos y actos de vandalismo en la Isla.
En 1979, la Isla fue declarada Monumento Artístico e Histórico Nacional con una mención arqueológica especial en la capilla y sus edificios adyacentes.
Después de varios planes por construir un casino (Richard Branson) y de un japonés por construir un hotel de 5 estrellas, la Isla empezó a ver sus primeros trabajos de restauración y limpieza en el año 2004, no organizado por el Gobierno, sino por un grupo local de voluntarios que trabajan semana tras semana para poder mejorar las instalaciones de la Isla.
En el verano del 2008, la Isla vivió la 1ª visita privada del rey Don Juan Carlos, quién visitó el trabajo del grupo de colaboradores de 'Amigos de la Isla'.
Hay visitas guiadas todos los domingos del año, a las 8:30h. desde el muelle de Fontanillas en Es Castell (siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan), el regreso es a las 11:00h.